Fin de la emergencia sanitaria - el legado del Coronavirus COVID-19
La OMS finalmente decretó el fin de la emergencia sanitaria por el Coronavirus COVID-19 el 5 de mayo de 2023. Hoy conoceremos lo que significa el fin de la emergencia sanitaria, y cuál es el legado del Coronavirus COVID-19 en todos los aspectos de la vida.
Durante 3 años y 3 meses el mundo ha estado bajo la amenaza del coronavirus. Sin embargo, poco a poco se dieron los pasos necesarios para decretar el fin de la emergencia sanitaria por Cornavirus Covid-19. Sin embargo, las secuelas del Coronavirus COVID-19 son enormes y tienen un alcance global. Descubramos cual fue el impacto a nivel local y global de esta enfermedad que se llevó a tantas personas y puso en vilo a la humanidad.
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El coronavirus COVID-19 nos regresó a la época en que la ciencia era incapaz de lidiar con una enfermedad. Nos encontramos en un momento donde la ciencia no pudo dar respuestas inmediatas a una situación de salud.
El Coronavirus COVID-19 nos recordó lo frágiles que somos los seres humanos, pero también nos demostró lo importante que es la ciencia y la inversión en salud. Muchos países con sistemas de salud imponentes tuvieron problemas con los picos de contagios. Algunos de los casos más impactantes fueron España y Estados Unidos.
En el primero pudo verse como un sistema de salud gratuito de primer nivel podía colapsar ante un evento inesperado. Esto hizo que en la primera fase de la pandemia las muertes crecieran exponencialmente.
Por otra parte, en Estados Unidos, la pandemia atacó las bases de uno de los sistemas sanitarios más avanzados. Los fármacos no pudieron ayudar y con ello se rompió la confianza de que todo puede resolverse con fármacos e inversión. Fue así como después de algún tiempo las medidas de distanciamiento social cobraron vigor e importancia en los EE.UU.
No es probable que un evento similar se presente pronto, pero debemos recordar los aprendizajes para estar mejor preparados en el futuro.
Sistemas de alerta temprana sanitaria y colaboración global para la atención de las emergencias globales pueden ser claves para la supervivencia humana.
También debemos aprender a no subestimar el riesgo de una amenaza de salud. Así como pasó en China y lo que permitió que la pandemia se extendiera globalmente. La política no puede convertirse en la censura de las amenazas reales, la próxima vez quizás no sobrevivamos.
Oficialmente hubo 765 millones de personas contagiadas y 6,9 millones de casos. Lo cierto es que en muchos países no se realizaron las pruebas necesarias para tener cifras más reales, subestimando el verdadero alcance de la pandemia de Coronavirus COVID-19.
De acuerdo con las estadísticas por excesos de muertes y otras técnicas, el COVID-19 debe haber cobrado al menos 20 millones de vida. Pero no sólo se afecto la vida de estos 20 millones de personas. Millones de personas perdieron a sus familiares. Familias fueron diezmadas fatalmente. Millones de niños huérfanos.
Sin duda, el impacto humano fue increíble.
Cierre de fronteras, suspensión de vuelos, personas varadas en países extraños porque se encontraban de viaje cuando se decretó la emergencia sanitaria por la pandemia de Coronavirus COVID-19.
El costo social de todas esas muertes es incalculable. Y esto nos llevó al punto culminante cuando el distanciamiento social se hizo norma. Para aquellos que viajar era una necesidad descubrieron que ya no podían hacerlo.
Personas que no podían trabajar y miles de pequeños negocios que se fueron a la quiebra.
El encierro pasó factura a muchas personas de distintas maneras y por ello hablaremos del efecto social del legado del coronavirus COVID-19
El distanciamiento social fue una de las medidas más efectivas y a la vez más duras del COVID-19. Hasta la formulación de la vacuna, el mundo tuvo que recluirse en sus casas.
Esta distancia social permitía disminuir los contactos y con ello reducir los contagios al punto de hacerlos manejables para los sistemas de salud nacionales.
Antes del distanciamiento social los contagiados se apilaban en los hospitales y clínicas sin posibilidades de atenderlos a todos, lo que disparó la mortalidad.
La clave era disminuir los contagios para atender a los enfermos y poder manejar la situación. De esta manera se podrían dedicar más recursos a cada persona enferma y evitar su muerte.
Además, debíamos ganar tiempo para conocer mejor la enfermedad para tratarla y esperar a que la vacuna estuviera disponible. Sin duda fueron momentos difíciles.
Esta situación resintió la salud mental de muchas personas, pero también su economía. Muchos negocios dependían de que la gente pudiera salir de sus casas. Más adelante veremos le impacto económico, pero ahora abordemos el tema de la salud mental.
Con el coronavirus no sólo se retó la salud física de la humanidad, también se puso en riesgo la salud mental. El distanciamiento trajo como consecuencia el aumento de la violencia familiar, aumentó la tasa de suicidios y puso a gran número de personas a riesgo de perder su salud mental.
Los humanos somos seres sociales. Necesitamos la interacción y el contacto con otras personas. La tecnología ayudó a muchas personas a sentirse menos aisladas gracias a las videoconferencias y las redes sociales. Pero para otras personas esto no fue suficiente.
Personas comenzaron a sentir dificultad para salir de sus viviendas por miedo a enfermarse o a las otras personas. Los casos de ansiedad se dispararon, afectando la vida de muchas personas.
Si bien la emergencia sanitaria del Coronavirus COVID-19 quedó en el pasado, es probable que se avecine una emergencia sanitaria de salud mental.
Debemos estar atentos a los indicios de secuelas psicológicas producto del aislamiento y el miedo generalizado. Sólo así podremos dar una atención oportuna a las personas afectadas y ayudarlas a reinsertarse en la dinámica social.
La pandemia también generó algunas situaciones indeseables relacionadas con las redes sociales. Las redes sociales se convirtieron en el centro de la vida de muchos con los riesgos que ello implica.
En los últimos años las redes sociales se han convertido en un hervidero de toxicidad y extremismos. La adopción de nuevas tecnologías debe ser un proceso en el cual entendamos los riesgos y mitiguemos sus efectos.
El acoso electrónico en las redes sociales o el aislamiento deben ser evaluados y controlados. Así evitaremos que la herramienta que evito que nos mantuvo conectados durante la pandemia se convierta en un problema.
Si en algo nos impactó la pandemia fue en el aspecto económico. Incidió en muchas dimensiones de la economía pues:
Además de todo ello se presentaron cambios esenciales en la manera de trabajar gracias a la pandemia. Aumentó la cantidad de personas que deseaban trabajar desde sus casas o con horarios flexibles.
Aunque algunas empresas se resisten a migrar a modelos con teletrabajo o híbridos, el teletrabajo llegó para quedarse.
También se generó un incremento en los modelos de despacho a domicilio. Aunque el tamaño de tales empresas no volverá a ser lo que fue en pandemia, si se convertirá en área económica significativa.
Muchos de los cambios que se dieron durante la pandemia se suavizarán con el fin de la pandemia. Aunque estos cambios permanecerán pues se han convertido en una parte del estatus quo.
El fin de la emergencia sanitaria por Coronavirus COVID-19 anuncia que la enfermedad ya está controlada. Sin embargo, el legado del Coronavirus COVID-19 seguirá con nosotros por los próximos años.
Como pudimos ver el legado del coronavirus afecto casi todas las áreas de la vida humana. Muchos de estos cambios serán permanentes. El coronavirus afectará la forma en que hacemos la vida por al menos los próximos 100 años.
Quizás en unas 3 generaciones se olvide la pandemia global y volvamos a descuidar nuestros sistemas sanitarios. Pero eso es algo que veremos evolucionar.
Sin duda, el fin de la emergencia sanitaria es sólo el comienzo del legado del Coronavirus COVID-19
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