Maltrato hacia el hombre
Cuando se habla de maltrato hacia el hombre la gente suele reírse. Resulta jocoso para quienes escuchan que una mujer puede maltratar a un hombre.
Estamos acostumbrados a que lo normal y común sea un hombre maltratando a una mujer en múltiples formas.
Pero, en esta sociedad actual donde los valores están en vía de extinción y la imposición busca entronarse, los hombres son víctimas de maltrato.
Un maltrato que por tratarse de un mundo machista es considerado tonto. Sin embargo, la cifra de hombres maltratados va en aumento.
Una realidad silenciosa que cada día cobra más víctimas tanto en público como en privado.
En este sentido, un informe del periódico español El País sostiene que entre 2008 y 2015, 58 hombres fueron asesinados por sus parejas.
Otro informe de LaSexta.com indica que 67 resultaron muertos por sus parejas entre 2008 y 2016. Cifra que escandalizó este 2019 a las diferentes asociaciones de mujeres en España.
Cuando un hombre maltrata a una mujer se le llama: violencia de género.
Y cuando una mujer maltrata a un hombre es sólo maltrato doméstico.
Las cosas deben llamarse por su nombre, en cualquiera de estos dos escenarios el factor clave se llama violencia y debe ser nombrado como tal. Sin adornos ni favoritismos.
Los hombres actualmente también son víctimas de maltrato y muerte por su pareja.
El maltrato hacia el hombre se da en diferentes formas, así como en la mujer, es decir, no se reduce solamente a golpes.
También están las heridas emocionales y psicológicas, las cuales son aún más feroces que un golpe con un tacón.
El dolor físico pasa pero las palabras que se dicen en un momento de rabia o ira golpean más duro y se alojan en el alma.
Tal tristeza va debilitando a la persona hasta que se siente totalmente degradada, humillada, sometida y finalmente dependiente del otro.
Su meta es hacer feliz al otro de cualquier modo, aún pasando por encima de su propio bienestar.
El maltrato hacia el hombre suena burlesco e ilógico ya que se está acostumbrado a verlo como el más fuerte.
Pero hay mujeres que son victimarias de sus parejas. Los golpean producto de discusiones y en el peor de los casos los asesinan.
Cuando eso sucede ella alega que era en defensa propia y el crimen que da impune o quizá la pena sea corta. Pero si es el caso contrario el hombre está en serios problemas.
Las denuncias de violencia contra el hombre no son tan comunes como las de una mujer contra un hombre, por obvias razones.
Más no por ello se debe ignorar y simplemente burlarse de aquel chico que llega a una estación de policía diciendo que su mujer le agredió.
De hecho, el maltrato hacia el hombre causa risa a la mayoría de las personas, pero hay varones que realmente necesitan ayuda.
El recibir golpes de su mujer no los hace menos hombres. Simplemente hay mujeres con temperamentos incontrolables.
Así como hay hombres malos también hay mujeres malas.
La vergüenza es cómplice de la violencia contra el hombre ya que por miedo al escarnio público muchos no denuncian y viven deprimidos, obstinados, sometidos.
Degradación, intimidación, sobrecarga de responsabilidades, privación, cosificación, distorsión de la realidad, estrategias defensivas y violencia física.
Estos son los maltratos hacia el hombre, que también se dan hacia la mujer.
Cuando ocurre la degradación la persona se vuelve dependiente del otro. Siente que no vale nada, que no sirve y piensa que merece ese maltrato y por eso lo acepta.
La degradación empieza con frases como: “Nunca haces nada bien”; “Tengo que hacer las cosas yo porque tú no sirves, etc.”.
Esas palabras van cavando un nido en la mente de la persona hasta que esta las cree y se siente como tal.
Intimidación: El único objetivo de quien intimida a otro es causar miedo en él o ella para hacerlo más vulnerable a las demás técnicas de maltrato.
Mientras más miedo infunda, más respeto cree que ganará.
La intimidación suele causar ansiedad y agonía a quien la padece. Además se suma a la amenaza constante por parte del agresor.
Lo cual hace que el agredido siempre esté alerta a lo que vaya a hacer la otra persona.
Sobrecarga: toda persona necesita un tiempo de ocio y descanso para llevar una vida agradable y saludable. Pero cuando alguien sea hombre o mujer sobrecarga al otro de responsabilidades, trabajo, etc, esto genera tal estrés que mantiene bajo tensión al sobrecargado.
Lo crean o no eso es un tipo de maltrato y hay mujeres que someten a sus parejas haciendo que ellos deban tener todo bajo control, pero ellas tienen el mando y la última palabra.
Eso se llama dominación.
Otro de los tipos de maltrato hacia el hombre es la privación y cosificación.
El maltratante usa como técnica la privación a fin de someter siempre al otro.
Es por ello que le pide que se aleje de su familia, amigos y demás personas. Lo manipula diciéndole cosas para que sienta que no debe estar con ellos y así lo tiene para ella sola.
Esa es su estrategia para que poco a poco el hombre sienta que se quedó solo y apenas tiene a su mujer, que a pesar de que le pega y maltrata, está ahí para él.
Cosificación:
Cuando en una relación la mujer hace que el hombre se sienta como un objeto ya no hay amor allí, sólo sometimiento.
Un ejemplo de ello es que el maltratado ya no sabe qué le gusta hacer, ni comer, es supervisado en lo que come, en lo que hace, en lo que dice, en todo.
Prácticamente es un títere de su mujer que termina haciendo lo que ella quiere y como quiere. Si algo sale mal entonces los golpes y degradaciones esperan corregir el supuesto error.
Cada cabeza es un mundo. Esta frase es muy cierta pero en el caso del maltratante este es capaz de transformar la realidad para dañar al otro.
Este tipo de maltrato hacia el hombre, que también se aplica a la mujer maltratada, tergiversa la percepción del otro sobre las cosas.
El único objetivo es crear confusión y duda constante.
Surge cuando en la relación la persona asume un rol de superioridad e impone su lógica o su razón. Miente, engaña y hace que el otro se sienta confundido.
Quien maltrata aplica al otro la llave de la defensiva. Esta consiste en hacerle pensar a la víctima que ella es quien se buscó el maltrato.
Le hace ver que si no hubiese hecho tal cosa o cometido tal error entonces no recibiría ese castigo.
Cosa que es totalmente dañina porque el agredido termina creyéndolo y sublevándose.
Finalmente, tras las palabras llegan los golpes. Es así como lo que empieza con una simple palabra o frase: tonto, ridículo, absurdo…
Se convierte en la entrada a un infierno del que pocos escapan por miedo a la vergüenza, al qué dirán, a la burla.
Los hombres tienen tantos derechos como las mujeres, pero en el ramo de violencia, no es así.
La sociedad creó un marco jurídico que defiende, protege y ayuda a las mujeres pero no a los hombres.
El hombre no tiene un número telefónico de emergencia al que puede llamar si su mujer comienza a pegarle o herirle.
Mientras que las mujeres víctimas de maltrato cuentan con el 016, en España, número al que llaman y les ayudan.
Pero si un hombre llama a ese número para hacer una denuncia no lo toman en cuenta.
La falta de credibilidad y apoyo tanto familiar como social hace que el hombre víctima de maltrato se sienta solo.
Esto se suma al hecho de que por miedo a la burla y a la humillación el hombre no denuncia. Sufre en silencio una realidad que lo está matando, lo tiene asfixiado y si no lo mata lo puede transformar en un psicópata vengativo.
El extremo de una persona maltratada es precisamente la sed de venganza. Si un día decide no dejarse maltratar más podría convertirse en el auténtico villano con razones suficientes para matar a su mujer.
Suena crudo y escandaloso pero así es. La violencia trae más violencia.
Hay quienes pueden pensar que las mujeres se están vengando de los hombres tras siglos de maltrato.
Pero lo cierto es que por ningún motivo se justifica la violencia, en ninguno de los casos.
La violencia no es la salida ni la solución a los problemas. Al contrario, es el acta de sentencia de uno de los dos.
Sí, el acta de sentencia porque uno de ellos es quien saldrá herido mientras el otro u otra presume sus aires de superioridad.
Hay mujeres que son malas con los hombres, están acostumbradas a herir, maltratar y hacer lo que os venga en gana.
El ser humano es muy voluble. Un día puede estar en la cima y al otro en el suelo. Las heridas emocionales que sufre una persona pueden dañarlo mucho, e incluso, llevarlo al suicidio.
Alguien que es maltratado todo el tiempo con palabras que deprimen, degradan o burlan, terminan por debilitar a la persona y hacerla más vulnerable.
Poco a poco siente que no vale nada y por más que se esfuerce no va para ningún lado con esa persona, aunque no la deje, puesto que a su vez el victimario se hace víctima para retener a su presa.
Recurre a la manipulación para someterlo y jugar psicológicamente con él.
El que maltrata siempre se cree más fuerte que el maltratado, lo ve inferior. Pero, en realidad, detrás de esa pared dura hay una persona muy insegura que necesita someter a otro para creerse fuerte y así no descubren su debilidad.
Fuentes consultadas:
https://gustavomirabal.ae/
https://gustavomirabal.ch/
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