Peyo el caballo sanador de Francia
Peyo el caballo francés que visita a personas enfermas para animarlos en sus últimos días.
Este equino es una sensación porque desde 2018 cuando su se supo su historia el mundo está impactado.
No es común que un caballo recorra las instalaciones de una residencia médica y mucho menos que se meta a las habitaciones.
Sin embargo, el gesto de este noble animal ha hecho que más de una persona que había perdido la esperanza vuelva a sonreír.
Esta historia tan hermosa tiene lugar en la residencia médica Les Vergers de la Chartreuse, en Francia.
Su adiestrador Hassen Bouchakour, es el fiel aliado de este animal cuyo propósito trasciende de un corral o establo.
A continuación vamos a conocer un poco más de su historia.
Se trata de un semental de 500 kilos que ama compartir con los seres humanos y está dotado, además, de una fuerte sensibilidad.
Le gusta mirar a las personas a los ojos y con su comportamiento transmite paz, ternura y alegría a los pacientes de la residencia.
En el lugar ya todos están acostumbrados a las visitas de este noble caballo que con frecuencia recorre el sitio.
El rostro de impacto y alegría en los pacientes es algo que no se puede describir.
Lejos de asustarse por tener un caballo en una residencia médica, los pacientes sonríen y lo acarician.
A cambio el caballo recibe muchas muestras de cariño y afecto que también alegran sus días.
Los caballos son animales sensibles, nobles, amorosos y con un gran carisma. Ellos saben cómo hacerse entender con el hombre.
La terapia que reciben los pacientes con la visita de Peyo es precisamente recuperar la confianza en sí mismos, la fe, y las ganas de vivir.
Este animal les transmite paz y alegría.
Y es que muchos ancianos que viven en ese lugar han tenido caballos al menos una vez en su vida. Por ello, cuando lo ven sonríen. Quizá recuerdan aventuras de sus años mozos.
El trabajo de este magnífico caballo se muestra en este vídeo que a continuación os presentamos.
La vida de un caballo está orientada, generalmente, a competencias ecuestres o labores de apoyo en el campo, como medio de transporte.
Sin embargo, en el caso de Peyo, Dios le tiene un propósito especial: dar alegría a personas enfermas.
Este caballo, que también compite y hace shows con su adiestrador, representa un tiempo de alegría, calma y amor para quienes están postrados en la cama de un hospital o residencia médica.
Cada cierto tiempo el semental es llevado para que recorra las instalaciones de Les Vergers de la Chartreuse.
Tanto el personal como los pacientes disfrutan de la compañía de este asombroso caballo que mira a los ojos, juega y acaricia con su boca.
Las personas quedan impactadas con él, al punto que lo extrañan cuando no va seguido.
En este sentido, Pierre, un paciente de la residencia le dijo al adiestrador de Peyo:
“Él es el semental sublime”. “Pienso en él todo el tiempo”.
Así como Pierre son muchas las expresiones de alegría que se pueden reseñar sobre este animal.
A sus 14 años este caballo viaja por toda Francia haciendo felices a las personas que tienen problemas de salud.
Peyo no es un caballo cualquiera aunque hace lo que todo caballo hace. Come, juega, duerme, etc.
Más él posee un don muy hermoso y cálido mediante el cual las personas enfermas reciben amor y ternura.
Dos cosas que cuando se necesitan mucho en esos momentos de quebrantamiento físico.
Las emociones están a flor de piel cuando una persona se enferma, por lo que, al ver que un caballo entra a la residencia médica y da cariño es hermoso.
Las personas sienten su empatía y la comparten, el sentimiento se hace recíproco y ocurren tiempos memorables.
Tanto para el caballo como para las personas es vital el amor, el cariño sincero y la paz.
Peyo descubrió que más allá de competir y pasar su vida en reproducción dentro de un establo él quería alegrar la vida de quienes más lo necesitaban.
Peyo es conocido como el caballo sanador de Dijón, y de Francia.
La residencia médica Les Vergers de la Chartreuse queda en Dijón.
Estos dos se conocieron de una forma muy interesante que desembocó en un año y medio caótico en el que no se lograban comprender mutuamente.
Por alguna razón Peyo no compaginaba con Hassen Bouchakour, quien es jinete y entrenador profesional.
Bouchakour conoce a Peyo durante la búsqueda del caballo ideal para seguir haciendo espectáculos y viajando por el mundo.
Sin embargo, luego de un año y medio de constante encuentro e intentos por llevarse bien, el caballo comenzó a ceder.
Posteriormente ambos descubrieron que sí había química entre ellos y comenzaron a trabajar juntos.
Cuando Hassen Bouchakour notó que había algo aún más grande y especial en Peyo fue más lejos para averiguarlo.
Iniciaron un viaje hacia el descubrimiento de su propósito.
La equinoterapia tiene muchos años implementándose y es que el caballo resultó ser un animal excepcional.
Más allá de ser fuerte, robusto y rudo para competir tiene talento para hacer que los humanos sanen dolencias físicas.
La terapia con equinos es muy buena para quienes han sufrido accidentes fuertes, ayuda a superar traumas y problemas emocionales.
Así que cuando su entrenador descubre que Peyo es muy sensible con las personas en condiciones de vulnerabilidad decide apoyarlo.
Juntos emprenden un viaje hacia la equinoterapia en la residencia médica.
Los médicos y demás personal que allí labora se sienten muy contentos de contar con el “Doctor Peyo”, como cariñosamente lo llaman algunos.
Por ahí dicen que dos son mejor que uno, y si a esa dupla se añade un tercero con mucha influencia ese equipo será aún mejor.
En este caso, el jinete su caballo Peyo cuentan con un aliado perfecto como es la asociación Les sabots du cœur.
Mediante la cual se abrieron las puertas para que el animal visitara más lugares y su trabajo con las personas enfermas se masificara.
La asociación se encarga de hacer los enlaces correspondientes mientras que el jinete y Peyo hacen los suyo.
Esa es la razón por la que Peyo ya ha visitado varios centros de salud franceses en todo el país.
Sobre todo espacios donde hay ancianos y personas con Alzheimer.
Aunque hoy día muchos caballos se usan como terapeutas equinos la historia de Peyo es especial. Por tratarse de de un caballo que ama trabajar con personas enfermas.
No es lo mismo entrenar un caballo para que reciba gente todos los días en sesiones de terapia, que un equino que ama hacerlo.
Que voluntariamente disfruta hacerlo y ama el estar con estas personas.
Este es un vivo ejemplo de lo que un caballo es capaz cuando tiene un don especial, una vocación que trasciende lo deportivo.
La cara de los pacientes cuando ven a Peyo es única. Una sonrisa brota de sus rostros y la alegría desborda.
Quizá este caballo nació para ser el doctor de quienes han perdido la esperanza. Ese es su propósito, llevar amor y alegría a quienes visita.
Fuentes consultadas:
https://gustavomirabal.ae/
https://gustavomirabal.ch/
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