Gustavo Mirabal Castro es un jinete amateur amante de los caballos, abogado de profesión y asesor financiero de corazón. La inspiración, el talento junto con el trabajo duro le ha permitido cosechar el éxito. Esta conjunción de elementos es rara y por ello siempre ha filosofado sobre la importancia del talento, de la inspiración y del trabajo duro en el éxito de las personas.
El estado ideal es tener los tres, pero ¿qué pasa si carecemos de algún talento en particular y la inspiración nos elude? ¿Puede el trabajo duro subsanar eso? ¿Es posible perseguir y fomentar la inspiración? Hoy conoceremos un poco más sobre el pensamiento de Gustavo Mirabal Castro sobre estas cuestiones.
Su amor por las finanzas viene en la sangre pues su padre fue Ministro de Haciendo en Venezuela en los años 80. Así mismo su amor por la equitación viene de sus raíces pues su padre también fue un aficionado a los caballos.
De donde vienen nuestras pasiones y nuestra inspiración. Son heredadas o adquiridas.
Algunos pueden pensar que todas las pasiones de Gustavo Mirabal provienen de sus padres pero a su vez si fue criado por sus padres queda la duda… ¿No será que los padres de Gustavo Mirabal inculcaron sus preferencias y anhelos?
Hoy hablaremos de Gustavo Mirabal y a través de su vida intentaremos dilucidar si nuestros gustos y preferencias son innatos o adquiridos.
El eterno dilema entre genotipo y fenotipo a través de un hombre venezolano que se ha destacado. Será que todos los venezolanos tenemos ese potencial. Descubrámoslo pero antes hablemos un poco de lo innato y lo adquirido.
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Algunos dichos venezolanos sobre el tema:
Sin duda la sabiduría popular puede equivocarse, pero nos da la idea de que la mayoría piensa que las condiciones innatas son fundamentales. Es cierto que mucha gente nace con talentos, pero sólo la práctica permite que estos puedan florecer.
No podemos negar que la genética cumple un rol fundamental en el desarrollo del ser humano. Ello define nuestro color de piel, de cabello, propensión a ciertas enfermedades e incluso algunos afirman que también la inteligencia.
Por otra parte sabemos que la genética necesita un entorno para manifestarse. Una persona propensa a la diabetes no está condenada a ella si lo sabe y se controla. Puede evitarlo teniendo un estilo de vida saludable tanto en ejercicio como en dieta.
Es por ello que la genética no podemos obviarla pero el ambiente y nuestra conducta es condicionante de que las condiciones genéticas se desarrollen.
Así las pasiones de Gustavo Mirabal pudiendo tener su origen genético eso no es suficiente. También podemos afirmar que ha sido su persistencia lo que lo ha llevado a desarrollarse.
No conocemos muchas personas que se destaquen en el área deportiva, profesional y personal al mismo tiempo.
Pero si algo nos ha mostrado nuestros compatriotas en el exterior es que los venezolanos tienen un gran potencial. Y también podemos afirmar que todavía está por ser desarrollado en su totalidad.
Pero que podemos hacer para desarrollar nuestro potencial y alcanzar nuestros sueños. ¿Podemos cambiar nuestras preferencias y costumbres? De este punto hablaremos a continuación.
Gustavo Mirabal de niño no solía leer con avidez. Sin embargo al mirar a su padre leer casi todos los días adquirió un hábito muy positivo… Leer las comiquitas del periódico los domingos.
Gracias a ello se acostumbro a leer con frecuencia el periódico, ya no sólo las comiquitas. Con ello descubrió lo que su padre también, que ambos tenían facilidad para la lectura y que era una actividad que le resultaba placentera.
Sin duda eso marcó un cambio en la vida de Gustavo Mirabal. Cuando le hablaban de que para ser abogado como sus padres tendría que leer mucho ya no le atemorizaba esa perspectiva.
Así pasó con los caballos. Escuchaba a su padre que iba al club a montar a caballo con lo cual comenzó a desarrollar un ansia por probar aquella experiencia.
A los 9 años montó su primer caballo y a los 10 ya comenzó a participar en competencias ecuestres. Su padre estaba orgulloso porque compartían aquella fascinación por los caballos y de esta manera le daba el refuerzo positivo que necesitaba para seguir adelante.
Estas preferencias y gustos siguieron creciendo y forjando el carácter de Gustavo Mirabal. Así que la materia prima estaba allí, una genética lista para hacerle un deportista y un lector.
Una genética lista para hacer de él una persona versátil pero que a su vez sin la práctica y el ejemplo de poco hubieran valido. Pero algo más cambió su vida.
Por último una situación marcó la vida de Gustavo Mirabal. En algún momento vio como su padre pasó por ligeras dificultades económicas. Estas dificultades le mostraron a Gustavo Mirabal que su padre tenía varios negocios que estaban en problemas.
Sin embargo la habilidad de su padre para gestionarse y administrarse lo hizo salir indemne. Incluso entendió que su estilo de vida era imposible si decía no correr ningún riesgo en su vida. Porque los negocios son riesgo pero a su vez son recompensa al esfuerzo.
Ese fue el primer contacto con las finanzas de Gustavo Mirabal. Quizás Gustavo no tuvo un “Padre Rico, Padre Pobre” como Robert Kiyosaki pero lo cierto es que siempre tuvo un padre emprendedor.
Y también entendió lo clave de una pareja que entendiera tu visión de futuro. Pues las esposa de Gustavo Mirabal Bustillos también era una mujer emprendedora y una abogada excelente.
El padre y la madre de Gustavo compartían su visión de futuro para ellos y para sus hijos. Gracias a esa sinergia sentaron las bases para una vida futura satisfactoria y feliz.
Esto fue fundamental para fijar en la mente de Gustavo Mirabal el encontrar una mujer que compartiera la visión de luchar por un futuro mejor y de emprendimiento. Esa búsqueda terminó cuando conoció a María Carolina Chapellin, ahora “de Mirabal”.
Gustavo cuando conoció a su futura esposa sabía que María Carolina sería la mujer para compartir su vida. Ella es una mujer emprendedora, inteligente y de profesión administradora de empresas.
La formación en casa de Maria Carolina Chapellin de Mirabal era de puro emprendimiento. Proveniente de la familia que estableció la tabacalera Biggot y la fundación Biggott.
La familia de Maria Carolina Chapellin de Mirabal ha participado tanto del entramado industrial venezolano como de la acción filantrópica de Venezuela.
Esta combinación enamoró a Gustavo Mirabal así como la indudable belleza de Maria Carolina, quien había participado en el Miss Venezuela. Pero lo que terminó de convencer a Gustavo Mirabal de que ambos eran almas gemelas fue su pasión por la equitación.
Y es que pocos días después de conocerse Gustavo Mirabal y Maria Carolina se encontraron en las pistas de práctica del club al que asistían. Quién sabe si fuera el destino o la providencia los ponían en el mismo a los pocos días.
Ninguno de ellos dudó que a partir de aquel momento no se separarían, primero como amigos y al poco tiempo como pareja.
Más tarde siendo pareja serían socios para impulsar G&C farm tanto en Estados Unidos como en Venezuela. Pero eso es parte de otra historia para contarles luego.
Todos tenemos cualidades trasmitidas por nuestros padres. Unas gracias a la genética y otras a su formación y la costumbre.
Pero más allá de las cosas que nos puedan aportar nuestros padres queda en nosotros desarrollar cada cualidad, capacidad y conocimiento.
Dicen que el éxito es 1% talento y 99% transpiración. Gustavo Mirabal es su personificación.
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