Ayer celebramos el día mundial del ahorro. Todos hablan de ahorrar, pero pocos lo hacen… Muchos saben los beneficios y sin embargo les gana la satisfacción instantánea de ciertas “necesidades”. En este artículo resaltaremos las bondades del ahorro planificado en el día mundial del ahorro. Comenzaremos por una frase de Cesare Cantù, un escritor italiano.
“Gasta siempre una moneda menos de lo que ganes”
Estas sabias palabras hablan de la esencia básica del ahorro. Sin duda hay que comenzar por algo. Sin embargo, en los tiempos modernos todos conocemos el fenómeno de la inflación, y por ello hoy hablaremos de las maneras correctas de ahorrar.
Sin más que añadir comencemos.
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Esta es la frase que repiten muchísimas personas todos los días. Ciertamente hay personas que viven al límite sin gastar mas que en lo necesario. Pero hay demasiadas personas que teniendo grandes oportunidades de ahorrar las desperdician. Por ello hoy te daremos algunos indicios de como podemos empezar a ahorrar.
Nuestro primer paso debería ser la frase que mencionamos en nuestra introducción, “Gasta siempre una moneda menos de lo que ganes”. Esta frase engloba la clave del ahorro, simplemente ahorrar no es un proceso de guardar masivamente. Ahorrar es un proceso lento y que requiere constancia.
En ocasiones creemos que no tenemos de donde ahorrar. “¿Cómo voy a ahorrar si al final de mes no me queda dinero?” nos decimos en ocasiones. Otras veces incluso nos hemos endeudado y como voy a ahorrar si tengo deudas. Las deudas son un costo de todos los meses. En principio la primera forma de ahorrar puede ser pagar nuestras deudas. Sin embargo, esto no es siempre cierto como veremos más adelante.
Para ahorrar debemos considerar dos factores fundamentales: el costo de nuestras deudas y la inflación. Sin considerar estos dos factores igualmente podemos ahorrar, pero nuestras estrategias deberán variar. Si no nos queda dinero a fin de mes el primer paso es realizar un presupuesto de gastos. Para eso procederemos a hablar sobre como realizar un buen presupuesto de gastos.
La mayoría de las veces no sabemos en qué se nos va el sueldo. Solemos cuantificar muy bien los gastos fijos y grandes como electricidad, agua, comida o hipoteca. Pero se nos escapan los gastos menores de todos los días o los llamados “gastos hormiga”.
Estos son gastos que por ser pequeños siempre son ignorados pero que generalmente se presenta con mayor frecuencia de lo que quisiéramos reconocer. Es su alta frecuencia la que hace que estos gastos se conviertan en un peso mayor de lo que realmente pensamos.
Por ello en nuestro presupuesto debemos hacer énfasis en los gastos hormiga para poderlos cuantificar y controlar.
Sin duda una de las claves para realizar un buen presupuesto es cuantificar los gastos hormiga. En las personas comunes este gasto puede alcanzar entre el 10% al 30% del presupuesto.
Todos podemos tener hábitos recurrentes, pero aquellos que nos cuestan dinero pueden ser la clave para nuestro ahorro.
Ejemplo de ello son los cigarros para los fumadores, la taza (o tazas) de café que nos tomamos en el cafetín de la empresa, las comidas en la calle, las cervecitas de los viertes y sábados, etc.
Estos gastos debemos cuantificarlos meticulosamente y además multiplicarlos por la cantidad de veces que los realizamos en un mes.
Hay productos que tienen un costo extra por su supuesta calidad. Las marcas nos cobran la publicidad de sus productos. En ocasiones la diferencia de precios se justifica, pero en otras hay productos mucho más económicos que pueden rendir los mismos resultados.
Es importante que probemos nuevas alternativas o busquemos consejos con nuestros amigos. No se trata de ser tacaños, sino que al disminuir el costo de un producto podemos ahorrar esa diferencia y usarlo para otros gastos o en nuestro ahorro.
La calidad y el costo no siempre van de la mano y eso debemos tenerlo en cuenta.
Este es uno de los gastos hormiga más habituales. Este se presenta ya sea porque no planificamos correctamente nuestra compra mensual. Algo nos faltó o se nos acabó antes de tiempo. Eso nos conlleva a comprar en un sitio cercano a casa, pero más costoso de lo habitual.
Si este hábito se repite semanalmente podemos estar seguros de que allí tenemos una oportunidad para ahorrar. Si planificamos correctamente nuestras compras podemos ahorrar.
Muchas veces un antojo es solo eso. Pero cuando ocurre todos los días tenemos dos opciones: abandonarlo o comprar por cantidades. Esto aplica para las cervezas del fin de semana, para los dulces, los cigarrillos o cualquier otro hábito que tengamos.
En ocasiones recurrir a la bodega de la esquina es una estrategia psicológica para “no formalizar” este gasto. De esta manera nos engañamos a nosotros mismos, pero ese engaño nos cuesta alto, tanto psicológica como económicamente hablando.
Si compramos por cantidades podemos obtener descuentos que nos permiten ahorra la diferencia. Si los abandonamos podemos ahorrar su totalidad. ¿Qué eliges?
La respuesta corta es sí. Un presupuesto nos puede ayudar a ahorrar porque comienza por mostrarnos que, cuanto y en cuanto gastamos nuestro dinero. Esto puede levantar alertas importantes sobre nuestros comportamientos ocultos.
Podemos hacernos conscientes de cuanto dinero gastamos en tazas de café, cigarros, alcohol o golosinas. También podremos darnos cuenta de cuanto dinero gastamos extra por no planificar bien nuestras compras. Esto va sumando poco a poco hasta convertirse en un hueco sin fondo. Por ello darnos cuenta de lo que hacemos inconscientemente puede ayudarnos a organizar nuestras finanzas.
El dinero extra que logremos con nuestras finanzas se puede convertir en nuestro ahorro o en nuestra manera de pagar nuestras deudas. En todo caso estamos ganando algo. Ahorrar o pagar nuestras deudas también debe ser una decisión consciente. En la próxima entrega podremos ver una serie de tips para tomar la mejor decisión posible.
El ahorro no es algo que ocurre simplemente, es una decisión consciente… Tomemos conciencia y ahorremos para tener una vida más tranquila y feliz. Sigamos los consejos de Gustavo Mirabal, tu asesor financiero de confianza.
Si tenemos grandes deudas normalmente podemos optar entre pagar deudas y ahorrar. ¿Es un dilema realmente? Quizás no sea un dilema si lo pensamos bien, pero lo analizaremos con detalle.
Lo primero que debemos tomar en cuenta es “costo” de nuestra deuda vs la perdida de valor de nuestros ahorros. Asumiendo que estamos en una economía más o menos estable la perdida de valor es algo limitado.
Debemos buscar instrumentos de ahorro que nos permitan preservar el valor. Podemos considerar las monedas nacionales siempre y cuando la inflación esté por debajo del 5% anual. En caso contrario debemos buscar algún tipo de activo que preserve o incremente su valor, pero esto lo veremos más adelante.
Por otra parte, el “costo de la deuda” es clave para elegir entre pagar deudas o ahorrar. Más que un dilema es algo que debería inclinar nuestro comportamiento en el predominio de una de estas dos opciones. Pero ahorrar y tener ahorros es algo que siempre debemos tener en cuenta como veremos a continuación.
Siempre deberemos ahorrar, esto debe quedar claro. Pero el peso mayor entre pago de deudas y ahorro lo llevará la parte que tenga mayor costo para nosotros.
¿Por qué ahorrar si tenemos deudas? Porque las deudas son estables, tienen pagos y están estipulados previamente. Si podemos ahorrar mientras pagamos nuestras deudas estaremos preparados para los imprevistos. El ahorro nos puede ayudar con los imprevistos y para adquirir bienes a menor costo. Lo que debemos considerar es el nivel de urgencia para la adquisición del bien, el plazo de pagos a través de ahorro o crédito y el acceso al bien. Siempre que la curva de ahorro para adquirir el bien no sea excesivamente larga deberíamos enfocarnos en esta opción.
¿Cómo podemos determinar si un bien vale la pena acceder a el a través de créditos o el ahorro? A continuación, te daremos algunos tips.
Para adquirir bienes a través del ahorro debemos acumular el valor de bien. Esto implica que hay bienes de gran valor que nos costará mucho para obtenerlos exclusivamente a través del ahorro. Este es el caso de la vivienda o el automóvil.
Por otra parte, bienes de menor cuantía como ropa, un televisor o una nevera se podrán adquirir a través del ahorro. Cómo saber que alternativa tomar. A continuación, algunos tips:
En primer lugar, debemos considerar el costo de endeudamiento o los intereses del crédito. En general los créditos para bienes grandes tienen menor interés. Esto permite adquirir el bien y disfrutarlo mientras se paga. Además, por ser bienes de gran valor y generalmente de gran tamaño, el riesgo de impago es menor. Esto hace que en caso de impago los bancos puedan recuperar el bien. Esto hace que se reduzca el interés de la deuda y con ello su costo. En algunos países estos créditos se encuentran subsidiados o controlados. Es por ello que para adquirir una vivienda recomendamos usar los créditos de interés bajo.
Plazos de pago cortos junto con intereses altos hacen que un bien sea difícil de pagar a pesar del crédito. En muchos casos podemos llegar a pagar por concepto de intereses más de lo que costaría el bien en si mismo. Si un interés es alto es inviable no importa el plazo. Si el interés es bajo, pero el plazo es muy corto también se puede hacer impagable. Una combinación adecuada de intereses bajos y plazos que se adecúen a nuestra capacidad de pago son lo ideal.
Esta es una respuesta que debemos conocer. A menos que sea un bien esencial, muchas veces podemos posponer la compra de un bien. Con ello podemos ahorrarnos los intereses y ese dinero se puede quedar en nuestros ahorros. Además, si no compramos un bien y está ganando intereses esto hace que en lugar de perder valor lo incremente. De esta manera tendríamos una doble ganancia, los intereses ganados por nuestro dinero ahorrado y el ahorro generado en intereses.
¿Realmente lo que voy a comprar es una necesidad o un deseo? ¿Si es un deseo, puedo posponerlo o simplemente no comprarlo? Definir esto nos puede ayudar a establecer si debemos o no comprar el bien en cuestión. Si podemos simplemente no comprarlo nos ayudará a mejorar nuestra situación financiera.
Hay productos, servicios o bienes que pueden representar un ahorro para las personas. Por ejemplo, si soy aficionado al cine y gasto mucho en el cine, comprando un buen televisor podría reducir las idas al cine. Este balance puede incidir en unas mejores finanzas. Pero debemos ser sinceros con nosotros mismos. Si la compra del bien no va a cambiar nuestros patrones de consumo no debemos incluirlo en esta categoría y por tanto estaría contraindicado su compra, al menos por esta razón.
Ahorrar nos permite adquirir bienes a menor precio. Esto en si mismo representa un ahorro a largo plazo. Y el dinero que dejemos de gastar en intereses de deuda puede pasar a formar parte de nuestros ahorros.
Por otra parte, el ahorro es fuente de tranquilidad porque nos permite afrontar los imprevistos. Gracias a ello podremos realizar reparaciones de emergencia o afrontar enfermedades. Sin duda el ahorro trae grandes beneficios y por ello en el día mundial del ahorro los invitamos a descubrir la manera correcta de ahorrar
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