Legado
Todos dejamos un legado en la vida, un ejemplo que las nuevas generaciones pueden tomar como inspiración.
Y en el caso de l deporte a caballo son muchos los jinetes que nos han dejado un motivo para tomarlos como referencia.
Hace un par de días les contamos sobre el panameño Laffit Pincay, un hombre que se ha consagrado como uno de los mejores o quizá el mejor de su país.
Durante el tiempo que ejerció como jockey tanto en Ciudad de Panamá como en Estados Unidos son muchas las cosas que logró.
Además de los premios que recibió por sus excelentes actuaciones en las pistas.
Es por ello que hoy nos dedicaremos a contarles cuáles o cuál fue su mayor reto durante su vida como jinete de carreras.
La constancia es uno de los más poderosos legados que una persona puede dejar. Ya que el éxito no se consigue de un momento a otro sino que se debe trabajar duro.
Y en el caso de los jockeys estos deben mantener una dieta puntual que les permita estar en el peso adecuado.
Recordemos que los caballos tienen un límite de peso que pueden llevar sobre sus lomos dependiendo de la carrera.
En este sentido, la comida, fue uno de los retos principales que tuvo que superar este atleta.
Ya que le gustaba comer mucho y cualquier libra demás le resultaba un problema.
Así generalmente después de un triunfo mientras todos celebraban él tenía que controlarse con lo que iba a comer.
Por lo que en varios momentos esto le representó un conflicto interno,contó a la agencia de noticias EFE durante una entrevista en 2018.
Dicha entrevista recoge las hazañas del panameño, orgullo de su país dados los excelentes resultados.
Pero volviendo al tema de la alimentación el ex atleta dijo:
«Hice tantas dietas, pero me jugaban en contra, porque para montar un caballo de carreras se necesita bastante energía, y eso me faltaba», confesó.
¡Y es que a quién no le gusta comer! Pero en el caso de Laffit Pincay era un verdadero problema.
Así que tras cada victoria él sabía que debía cuidarse porque sino la báscula le pasaría factura cuando calculara el peso.
Afortunadamente:
“Aprendí a cómo cuidarme (…) en ese entonces mi carrera comenzó a surgir otra vez, gané muchas carreras, hasta romper el récord de Bill Shoemaker, el mejor jinete en los Estados Unidos, hasta que tuve la caída” en abril de 2003, indicó a EFE.
Los legados no son solamente cifras, es decir, números que hablan sobre cuántas victorias conquistó, cuántos premios tiene en su casa o la cantidad de dinero que acumuló a lo largo de su carrera.
Legado es todo aquello que hace que hace un atleta sea integral, pues no se trata de lo que hace adentro de la pista, sino de quién es verdaderamente.
Y en el caso del piloto centroamericano este estaba claro que su mayor anhelo era y es ser un hombre íntegro, además de victorioso.
El panameño se retira en 2003 del mundo hípico con un total de 9.530 victorias en su carrera, un récord que se mantuvo hasta 2006, cuando el jinete Russell Baze ganó su carrera 9.531.
Además de la integridad, ejemplo deportivo de buena conducta y victorias, Laffit Pincay también ha dejado otro legado.
El cual está relacionado con la sencillez y el compartir todos sus conocimientos.
Por lo que la nueva generación de jockeys en Panamá lo ve como una especie de padre al cual imitar profesionalmente.
Y es que, aunque vive en Estados Unidos, Pincay visita Panamá de vez en cuando.
Y en cada una de sus visitas agenda una parada en la escuela de jinetes, que lleva su nombre, ubicada en las inmediaciones del Hipódromo Presidente Remón, reseña EFE.
“Estoy muy orgulloso de la escuela de jinetes, porque ellos salen bien preparados. Nosotros no éramos ni la sombra de los jinetes que salen ahora de la escuela, les enseñan muy bien”, destacó.
Aunque en ese momento también hizo énfasis en lo mucho que ha decaído el deporte ecuestre en su tierra natal.
Y acotó que pese a la gran formación que hoy día reciben los nuevos jinetes no hay un número grande de hombres y mujeres que vean en la equitación su estilo de vida o carrera profesional.
Por lo que exhortó a que quienes sientan el deseo de ser un atleta ecuestre lo haga y represente con orgullo a su país así como lo hizo él.
E incluso como lo hace actualmente ya que, aunque tiene 71 años, no se detiene en su trabajo de enseñar, compartir su historia y motivar a los jóvenes que en la hípica su pasión.
“No hay mucha gente en las carreras (en Panamá), hay que hacer algo por eso”, insistió.
Muchas veces se empieza por un camino que se cree el correcto, pero quizá no es el que está destinado para nosotros.
Es por ello que el ex jockey panameño nos deja un legado de firmeza y pasión por lo que verdaderamente nos gusta.
Y es que en su vida hubo un cambio radical, que le dolió, porque muchas veces esos cambios repentinos impactan y desencajan, pero con el tiempo nos damos cuenta de que tienen un propósito.
El jinete representaba a Panamá en juegos de béisbol cuando tenía 13 años.
Para él su sueño era ser jugador de béisbol y por qué no llegar a las grandes ligas.
Sin embargo, viniendo de un padre jinete y con una estatura baja, las cosas no pintaban bien para ir por esa ruta.
“Yo representé a Panamá a los 13 años, jugaba segunda base, fui campeón en un torneo internacional en Nicaragua”, relató.
A sus 71 años el autor de ese legado de confianza, integridad, sencillez y esperanza recuerda las palabras que le dijo el director a su regreso de Nicaragua:
“Me dijo: te doy un consejo, eres muy buen jugador de pelota, pero vas a ser muy pequeño, por qué no eres jinete como tu padre'”, expresó.
Esas declaraciones del director de su equino no fueron alentadoras para él… de hecho le causaron tristeza y fue “un momento triste, pero él tenía razón”.
Y con el tiempo Laffit Pincay se dio cuenta que aquellas palabras no fueron sarcásticas o egoístas por ser de baja estatura, sino que más bien resultaron estar llenas de sabiduría.
“A los 15 años le pedí a mi madre que me diera permiso para ir a los caballos, me tomó dos años para aprender, a los 17 años comencé a montar y a los 18 viajé a Estados Unidos”, señaló.
Tras convencer a su madre se lanza hacia la aventura equina sin saber qué vendría en el futuro.
El resultado de ese paso de fe todos lo conocen… Se convirtió en uno de los jinetes más importantes en Estados Unidos y por su puesto en su natal Panamá.
En 1984 Laffit Pincay gana el Derby de Kentucky sobre los lomos de Sawle.
Ese mismo año con el mismo ejemplar ganó el Belmont Stakes.
Curiosamente ya tenía dos años ganado el Belmont Stakes en 1982 a bordo de Conquistador Cielo y en 1983 con Caveat.
Todos sus logros le valieron el ingreso al Museo Nacional de Carreras de Estados Unidos y al Salón de la Fama en 1975.
A continuación te dejamos el video de la despedida que le hicieron tras anunciar su retiro en 2003.
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