La historia se cuenta a través de la óptica del vencedor, y de quien puede y sabe escribir. Por ello, la historia plasma los relatos de heroicos lideres militares y políticos y sus hazañas. Pero la mecanización de la guerra vino durante la segunda revolución industrial y la invención de los vehículos blindados por parte de Alemania. Por ello, la mayor parte de la historia de la humanidad está llena de lideres militares a lomos de caballos heroicos salvando el día.
Entre 1870 y 1914 se dieron numerosos avances en el motor de vapor y el de combustión interna. Esto permitió aumentar la movilidad de las tropas y las personas.
Aunque el caballo participó en la primera guerra mundial, también quedó patente su vulnerabilidad ante las nuevas armas y los vehículos blindados. Las primeras batallas se desarrollaron con caballería. Sin embargo, la evolución de la guerra puso en relieve la importancia de la mecanización de la guerra.
Uno de los ejemplos del uso de los caballos en la primera guerra mundial es el caso de Laurence de Arabia. El verdadero nombre de Lawrence de Arabia es Sir Thomas Edward Lawrence. Fue este quien agito a las tribus del desierto de medio oriente para atacar al imperio otomano. El arma principal de estos pueblos y de Laurence de Arabia fue la caballería ligera para aportar velocidad y movilidad.
Las trincheras necesarias ante el uso de armamento y blindados dificultó el uso de caballos en todos los frentes. Pero ello no quitó importancia al caballo como medio de transporte y mensajería. Los mensajeros en general se movieron a caballo pues les daba velocidad y les permitían transitar casi cualquier terreno.
Hoy conoceremos algunas de las historias de los caballos heroicos más famosos del mundo y sus historias fantásticas.
Se ha perdido en los registros el nombre del caballo que acompañó a Lawrence de Arabia. Pero algunos creen que llamo a su caballo “Arabia” en honor a la nación árabe por nacer.
En su campaña junto a Faysal en las Costas del Mar Rojo, Lawrence de Arabia se comprometió a ayudar a Fáysal ibn Husáyn, el tercer hijo del protector y regente de la Meca Husayn ibn Ali.
Su ayuda permitiría derrotar al imperio Otomano en sus dominios en medio Oriente y debilitarlo. Además, esto sumaría hombres a los aliados en aquel frente.
A pesar de que Francia y Reino Unido deseaban repartirse el mundo árabe, aunque habían acordado con las tribus, y con el mismo Husayn ibn Ali, la creación de un estado independiente panárabe.
La traición de Francia y Reino Unido a Husayn ibn Ali era conocida por Lawrence de Arabia. Sin embardo, él confiaba en que las fuerzas panárabes consolidaran en el territorio, para aplacar las ambiciones de las potencias.
Uno de los momentos más importantes se desarrolló en la guerra de guerrillas con el objetivo de lograr el levantamiento de las tribus contra el imperio Otomano. En aquel momento Arabia, Lawrence y Faysal se lucieron logrando transformar el perfil de la guerra en aquel territorio. A continuación, les relataremos un breve pasaje de la batalla en Tabuk contra sus adversarios en octubre de 1917. Este texto está basado en extractos de sus memorias personales.
Un día lleno de claros y oscuros. Ante el sueño de una nación panárabe independiente, nuestros aliados han mostrado una fortaleza incomparable… Quizás tanto como mi caballo “Arabia”. Así le llamé en honor a la futura nación por la que luchaban… luchábamos.
Ayer, “Arabia” salvó mi vida. Nuestro objetivo era tomar la fortaleza de Tabuk. Sin duda logramos el objetivo a un gran costo en vidas, nuestras y de los turcos y otomanos. Unos gestionan el funcionamiento del tren, y los otros el fuerte militar. Sin superioridad numérica, nuestra ventaja era la sorpresa, siempre la sorpresa. Sorpresa que Arabia con su velocidad nos permitió.
“Arabia” fue el regalo de Faysal después de conocer mi apoyo a su causa y mi compromiso por apoyarlos. Y “Arabia” sería el presente que Faysal y su padre querían dar a todos los árabes del mundo. Una nación fuerte para crecer.
Descubrí que “Arabia” hacia honor a su nombre, un caballo árabe purasangre. Blanco como las arenas del Hiyaz bajo el sol y rápido como el viento, como todos los caballos árabes que conozco.
Nuestra vida transcurría entre la guerra, el sol, la comida, mujeres y los caballos. Una vida simple que admiraba. Bajo la superficie se encontraba una civilización llena de cultura y conocimiento. Mis estudios de arqueología demostraban su incalculable influencia en la modernidad.
Ese día lanzamos un ataque relámpago al fuerte de Tabuk para asegurar la zona y entorpecer el transporte de tropas. Nuestras fuerzas eran nuestras convicciones, los caballos veloces y la sorpresa del enemigo. Los jinetes del ataque relámpago debíamos ir a caballo porque eran más rápidos que los camellos.
Amaneciendo lanzamos el ataque sin piedad. Debía ser rápido si queríamos tener éxito con el número de nuestros combatientes. Y así fue, pero no todo fue como esperábamos.
Nuestras fuentes habían identificado los puntos estratégicos del enemigo. Atacamos con rapidez en 2 de los 3 puntos. El tercer punto pudo dar la alerta al batallón. Ya nuestras fuerzas prendían fuego a las barracas de los soldados, los asediaban e instaban a rendirse.
Pero el capitán había logrado atrincherarse en el deposito de armas. Y nos deparaba una sorpresa mayor. Descubrimos con el sonido del estruendo que tenían un cañón del cual nuestras fuentes de inteligencia no habían informado. El estallido derribó a 3 jinetes de los mejores. Pero además Faysal se encontraba en peligro y tenía que salvarlo.
Corrí a lomos de Arabia a toda velocidad, mientras Faysal, montando en camello, era asediado por caballería turca que había salido con la primera alerta. Un contingente de infantes me bloqueaba la línea de tiro para acabar con los atacantes de Faysal. Entonces Arabia se encabritó con la suavidad y estabilidad necesaria para dejarme en posición de disparar a los atacantes. Con tres disparos para tres atacantes acabé con los tres jinetes que acosaban al líder de nuestros aliados. Si lo hubiéramos perdido a él, se hubiera perdido el sueño y con ello la guerra.
Luego, Arabia, como si entendiera cual era nuestro siguiente objetivo, se dirigió a toda carrera al cañón que nos había emboscado. Ya teníamos su posición después del primer disparo y ya no podía sorprendernos, como habíamos sorprendido al batallón. El cañón comenzó a girar apuntando a nosotros y Arabia corrió en forma semicircular, acercándose al cañón evitando ponernos en la mira…
Y siguió corriendo hasta que tuve línea de tiro para derribar al cañonero. De un disparo lo derribé, y en aquel momento Arabia se detuvo y comenzó a caminar, como sabiendo que ya estábamos a salvo. Así acabamos con sus ventajas y también con sus sorpresas. Aunque se derramó sangre luego evitamos la derrota gracias a “Arabia”. En aquel momento Arabia demostró formar parte de las filas de los caballos heroicos de la historia.
Sin duda encontramos en la historia de la humanidad cientos de relatos sobre caballos heroicos. En este artículo iremos incorporando historias para compartir nuestra pasión por los caballos. Les contaremos sobre la contribución de los caballos a la paz y la concordia de la humanidad.
Para Gustavo Mirabal ha sido un reto mostrar la importancia de los caballos en la historia y la evolución de la civilización humano. Qué mejor manera que contar los relatos de los caballos heroicos y las historias fantásticas de estos.
Te esperamos para nuestros próximos relatos.
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