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el caballo como terapeuta

El caballo como terapeuta para niños

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El caballo como terapeuta

el caballo como terapeuta

Hipócrates (460-377 a.C.), es conocido por ser uno de los primeros en hablar sobre las propiedades del caballo en la salud.

Este hombre descubre que el equino posee en don especial que hace que su movimiento ayude a la regeneración del ser humano.

Con el tiempo su teoría se confirma y surge entonces la equinoterapia.

El caballo como terapeuta

Es hasta 1901 que en África empieza a desarrollarse esta técnica para ayudar a soldados sobrevivientes de la primera guerra mundial.

Tras esta experiencia tan grandiosa otros países y continentes comienzan a usarla y la equinoterapia agarra su auge.

Especialmente en Europa el caballo empieza a ser visto como un rehabilitador.

Sin embargo, es Alemania el que se encarga de fortalecer esta nueva área de tratamiento.

Hasta el punto de que ya no era sólo rehabilitación física sino también emocional, psicológica y de aprendizaje.

A continuación vamos a ver algunos aspectos en cuanto al caballo como terapeuta en niños.

En bebés

Durante una sesión de equinoterapia con bebés hay un adulto que se sube al caballo con éste.

A esto se le denomina monta gemela.

Lo curioso es que las posiciones varían y el adulto puede llevar al bebé: acostado, sentado de medio lado, en posición de gateo y boca abajo, sin abrirle las piernas.

El trabajo en este sentido es paulatino y el estímulo tanto del caballo como del que apoya al bebé en la monta es vital.

Puede decirse que el jinete terapeuta hace al niño movimientos corporales, masajes y juega con objetos.

“El estímulo cambia cada 20 minutos. Después, se hace una relajación en tierra con masajes y juegos”, sostiene el portal https://www.abcdelbebe.com.

Los expertos aseguran que la forma de marchar del caballo genera aproximadamente 100 impulsos por minuto.

Los cuales estimulan al sistema nervioso central del ser humano creando una sinapsis (unión de neuronas) para reconstruir procesos del desarrollo.

Cabe destacar que en la sesión de terapia con bebés la persona que sostiene al niño o niña es alguien con conocimientos en el área.

Esos conocimientos deben ser clínicos, físicos, psicológicos y del área médica.

Ya que se necesita mucho cuidado y técnica. Recordemos que el bebé no puede sujetarse de nada.

Por eso se aconseja que sean personas que estén inmersas en el mundo de la equitación y que tengan un desarrollo ecuestre.

“Los beneficios en esta edad son la atención, la motivación, el movimiento, la concentración, el equilibrio, la percepción de sí mismo, el conocimiento de las partes del cuerpo y la tonicidad muscular”, sostiene la ABC del bebé.

El caballo como terapeuta a los 2 años

Una terapia ecuestre con los niños de dos años de edad es diferente a la que compartimos en el punto anterior.

En esta fase es probable que el pequeño nunca haya estado en contacto con un caballo y al principio sienta miedo.

Lo bueno es que la monta no es de inmediato sino que conlleva un proceso.

Ese proceso inicia con el contacto con el caballo. Durante esa fase se le enseña a darle comida, peinarlo y tocarlo.

Esto a fin de que pierda el miedo y se de cuenta que los caballos a pesar de su gran tamaño son amigables y no quieren hacerle daño.

A medida que transcurra el tiempo ganará confianza y seguridad, entonces podrá subirse a un pony.

El niño aprenderá lo que es un calentamiento y preparar su cuerpo para la monta así como disminuir la adrenalina.

Posteriormente viene el trabajo sobre el pony.

Cada niño debe estar acompañado de un instructor para manejarlo.

La música y la parte lúdica van de la mano en esta fase de la terapia que dura 40 minutos.

El tiempo está repartido en 20 min. sobre el caballo y casi 20 en tierra, ya que al final también se hacen estiramientos.

El resultado que se obtiene es: un grupo de niños que logran concentrarse, estar motivados, que siguen instrucciones, trabajan en equipo, respetan las normas y tienen conciencia corporal.

El caballo como terapeuta a los 5 años

A los cinco años los niños tienen conciencia de todo lo que hacen.

Por eso cuando llegan a una escuela de equinoterapia deben comenzar por las fases explicadas anteriormente.

Esto a fin de afianzar su conocimiento y que gane seguridad con respecto a los caballos.

Una vez que el pequeño maneje el pony por sí solo, puede pasar a la siguiente fase y hacer el trabajo con el ‘caballo a cuerda’, como se llama la técnica, y sin silla.

En esta fase ya debe comprender la importancia de los estiramientos y calentamientos.

¿Qué pasa en esta fase?

El niño se sube al caballo, el cual es conducido por un adulto desde el suelo, y guía al animal a través de una cuerda.

A medida que esto ocurre el pequeño debe realizar un trabajo individual en el que logre mantener y controlar su cuerpo.

A partir de esta etapa, se desarrollan dos líneas de trabajo: el vaulting y la vida equina.

La primera consiste en hacer acrobacias sobre el caballo para adquirir rendimiento deportivo, elasticidad, relajación y equilibrio.

Mientras que la segunda está más enfocada a entrar a la escuela equina para aprender el deporte.

El caballo como terapeuta en niños especiales

Con el paso del tiempo la equinoterapia adquiere un especial énfasis en las personas con discapacidad, recordemos que empezó con soldados heridos.

Pues bien este tratamiento busca tratar las disfunciones neuromotoras.

Entre las cuales se encuentran la parálisis cerebral, así como la dificultad para caminar.

“El patrón fisiológico de la marcha humana, que el paciente realiza durante la monta, se graba en el cerebro y con el tiempo se automatiza, lo que posibilita su transferencia a la marcha pedestre”, explica la psicóloga María Catalina Gómez,equinoterapeuta certificada.

Es así como para todos los cuadros clínicos en los que se refleje una disfunción locomotora, leve o grave se recomienda las sesiones de equinoterapia.

Sin embargo, aunque la persona no tenga disfunción alguna también puede hacerla.

En este caso las personas logran conseguir distensión y relajación de las contracciones musculares así como estimulación de los músculos débiles, añade la doctora Gómez.

En este sentido, esta terapia para los niños se aconseja en los siguientes cuadros clínicos: parálisis cerebral, esclerosis múltiple, síndrome de Down, tortícolis, autismo, secuelas de traumatismo craneoencefálico con disfunción motora.

También aquellos con síndrome bronquial crónico, asma, disfunción cerebral mínima, hiperactividad.

Déficit de atención, deficiencias de la coordinación psicomotriz, alteraciones conductuales, problemas de atención, concentración y aprendizaje.

La equinoterapia también ayuda a mejorar las alteraciones del lenguaje y psicológicas.

Contraindicaciones:

Hay que tomar en cuenta que no se debe valer del caballo como terapeuta cuando una persona no puede moverse.

Es decir, si hay inflamación, o en los siguientes cuadros: Enfermedad de Scheuermann aguda, displasia y luxación de cadera, espina bífida.

Tampoco si padece de enfermedades orgánicas y óseas inflamatorias, epilepsia no controlada, distrofia muscular y hemofilia.

Se debe estar prevenido y no forzar a la persona, todo va a depender del cuadro médico que tenga.

De acuerdo a esto se le diseñará un plan de mejoramiento con ayuda de los especialistas.

Los niños tienen la bondad que en su inocencia todo es como un gran juego en el que se sienten superhéroes y el caballo resulta ser ese corcel que los lleva a otras dimensiones dentro de su imaginación.

 

 

 

 

 

Fuentes consultadas:
https://about.me/gustavomirabal